viernes, diciembre 09, 2016

Gracias amigo. Un abrazo. Luis

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Sent: Wednesday, March 26, 2008 4:05 AM
Subject: Breve prólogo

A MODO DE PRÓLOGO
Carlos Barbarito



    Infinitesimal es, según el diccionario, un término que se aplica a las cantidades infinitamente pequeñas. No me imagino qué pueda ser una cantidad infinitamente pequeña pero un viejo amigo, Luis Alberto Battaglia, resolvió titular Infinitesimal a su libro de poemas. Y me encargó que escribiera un prólogo; acepté y aquí estoy, tratando de cumplir con su pedido, yo que soy incapaz de entender qué es lo infinitamente pequeño y, lo que es mucho peor, cómo se escribe un prólogo para un libro de poemas. De todos modos, me animo -hice cosas aún más inconscientes a lo largo de mi vida- y a priori me digo seré breve. La brevedad, tal vez atenúe mi impericia. O al contrario, perdón Luis, la potencie.

    Poemas invernales, de un invierno largo y lluvioso. Las escenas se suceden, transidas de pena. Hay aquí un profundo remordimiento. Hay un error en el fondo que continúa irradiando sobre el presente. ¿Hasta cuándo? No es un remedo de pecado original, no es teología; es herida que no cierra -dice el tango- y sangra todavía. El poeta dice fracaso. No conozco poeta que no haya pronunciado esta palabra. Cocteau sostiene que el fracaso es la única estética posible. Y agrega la verdadera fama es póstuma. Pero aquí no hablamos de posteridad, hablamos de otra forma del fracaso, dar coces contra el aguijón -se lee en el Evangelio-, dura cosa. Desnudo y en la lluvia, abandonado al frío, cosechando el ocaso -qué bella y angustiosa imagen-.

    De nuevo, ¿hasta cuándo? Este libro, pese a la apariencia, no es una puerta cerrada. Ningún libro de poemas verdadero lo es. No es nostalgia, resignación, regodeo en lo penoso y nada más. Es lucha denodada, incesante en la que cuerpo y razón se comprometen por entero, no sólo para recuperar lo perdido, también, y sobre todo, para ganar espacios para la vida en zonas donde pareciera soplar sólo ciencia de oscuridad y muerte.


San Miguel, 25 de marzo de 2008.

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